jueves, 7 de abril de 2011

Último discurso de Huntsman como Embajador

A tres semanas de abandonar el cargo, el Embajador Jon Huntsman aprovechó su intervención ayer en un foro de la Asociación de Estudios Americanos de Shanghai para pedir a las autoridades chinas respeto a los derechos humanos y criticar la detención del activista Ai Weiwei.

Lo cuenta la agencia EFE:

(...) "Mucho después de que me vaya de Pekín, futuros embajadores (estadounidenses) continuarán visitando a ciudadanos americanos como el doctor Feng Xue, que fue encarcelado injustamente por robo de secretos estatales y ahora está cumpliendo una condena de ocho años de cárcel lejos de su familia en los Estados Unidos", comenzó.

Tras el caso del geólogo de origen chino, declarado culpable de vender una base de datos comerciales del sector petrolero chino a una consultora estadounidense, dijo que los futuros embajadores "seguirán hablando en defensa de activistas sociales como Liu Xiaobo (Premio Nobel de la Paz 2010), Chen Guangchen y ahora Ai Weiwei".

"Los Estados Unidos nunca dejarán de apoyar los derechos humanos", llegó a afirmar, "porque creemos en la lucha fundamental por la dignidad humana y la justicia allí donde ocurra", y subrayó que "no lo hacemos porque nos opongamos a China, sino, al contrario, porque valoramos nuestra relación".

"Tanto el presidente Hu (Jintao) como el primer ministro Wen (Jiabao) han reconocido la universalidad de los derechos humanos, de manera que, hablando con franqueza, esperamos ir reduciendo con el tiempo esta brecha crítica (en las relaciones bilaterales) e impulsar hacia delante nuestra relación", concluyó.

En ese sentido, dijo que "sería un error que nosotros no escucháramos sus opiniones (de China) y no intentáramos entender la perspectiva china", pero criticó la costumbre de Pekín de evitar pronunciarse cuando se dan roces bilaterales.

"Cortar el diálogo y reprimir a los medios de comunicación no nos ayuda a entendernos unos a otros", señaló, "encender o apagar la relación como reacción a acontecimientos poco agradables es contradictorio con el objetivo de una relación positiva, cooperativa y en profundidad, que nuestros líderes quieren llevar a cabo".

"Cancelar reuniones como muestra de desagrado no nos animará a sentir un mayor respeto por los puntos de vista del otro, y evitar involucrarse directamente en los temas sensibles sólo minará los intereses respectivos de ambos países", protestó: "no podemos avanzar si, cuando surgen las diferencias, sólo uno se compromete plenamente". (...)

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