Siempre original, el Speaker Newt Gingrich no habló de empleo o sanidad, y pasó de puntillas por temas como el aborto o el matrimonio homosexual. Prefirió centrar su exposición en la denuncia del intervencionismo judicial.
Criticó al Tribunal Supremo y a la corte de apelaciones por creerse que pueden regular la vida política del país e imponerse a los poderes ejecutivo y legislativo.
"No hay supremacía judicial, no existe en la Constitución americana. La supremacía judicial está equivocada y es una afrenta al sistema de auto-gobierno americano."
Bromeó con que en esta situación el voto de un sólo miembro del Tribunal Supremo se convierte en una convención constitucional de una sóla persona y que el estado de ánimo con el que esa persona se levanta cada mañana puede llevar al país en una u otra dirección.
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