
Newt Gingrich fue la diana preferida de todos los candidatos, incluso de los moderadores. Lo describieron como temerario, inconsistente, e hipócrita. Pero no sólo supo desviar los ataques, sino que además ofreció una nueva ración de todo lo que atrae de su estilo de debatir. Esa reunión de dos caracteres en uno: el Gingrich riguroso e imprevisto, que frunce el ceño y no recula, que nos recuerda que decir la verdad de las cosas a veces es importante, incluso para un candidato, y que es capaz de hacer entender un cambio de posición (por ejemplo, en el mandato individual) con una explicación inusualmente profunda que se atiene a los hechos, y el Gingrich que es capaz de aceptar errores personales, incluso de poner la otra mejilla.
Mitt Romney también fue objeto de ataques, lo cual dificultó su tarea porque desahogó bastante por momentos a Gingrich. Tuvo respuestas adecuadas en general, aunque su nuevo papel no le beneficia. Durante una discusión sobre su libro y la reforma sanitaria de Massachusetts, Romney desafió a Perry con una apuesta de 10,000 dólares para ratificarse en su dicho, y seguramente ganó el argumento, pero lo que quedará es que 10,000 dólares es una cantidad que se aleja bastante de lo que el estadounidense medio apostaría para demostrar que alguien se equivoca. Ya conocemos la atención que le dedican los "expertos" a esta clase de chorradas. De ahí sale un clip que será utilizado una y otra vez por sus rivales republicanos y por los demócratas para convertir la riqueza de Romney en un asunto central del típico debate populista que buscará desconectarlo de la clase media.
Pero la noche también dejó una buena noticia para Romney: los candidatos de segunda fila brillaron más que en debates anteriores y demostraron que todavía tienen potencial para dividir el voto anti-Romney. Perry estuvo más sólido que en otras ocasiones, aunque en un papel secundario; Ron Paul tuvo más minutos que nunca y los aprovechó para desarrollar una visión consistente sobre la Reserva Federal, la Constitución, y la política exterior, y para atacar a Gingrich por haber recibido dinero de Freddie Mac; Bachmann supo distanciarse de Gingrich y Romney desde la derecha, con respuestas concisas para temas calientes como la extensión del recorte del impuesto a la nómina que describió como un truco temporal; y Santorum recalcó su dedicación a Iowa.
Otra circunstancia conveniente para Romney fue la ausencia de Huntsman.
4 comentarios:
Yo me tragué el debate y la sensación que tengo es que Romney sale muy mal de esto. Lo de la apuesta es un momento muy "raro", es incómodo verlo, y la reacción de Perry rechazándola es perfecta y deja mal a Romney.
Romney tiene el problema de que simplemente no se aguanta en la comparación con Gingrich en un debate. Sus trucos robóticos quedan muy al descubierto, son muy evidentes a la lado del talento natural de Gingrich.
Menos mal que tiene pasta para gastar por un tubo, ya veremos.
Para Romney enredarse con Perry es contraproducente y, sobre todo, innecesario en estos momentos. De hecho, aun pudiendo perder el argumento concreto, la situación favorece a Perry ya que Romney se situa a su nivel cuando debía tratarlo como a un candidato residual. Y para acabar de arreglarlo se apuesta 10.000 dolares, una apuesta normalita (para un multimillonario como el, claro).
Gingrich va bien. Coincido con Antxon en lo que dice sobre él. Perry estuvo bastante bien; mucho mejor que en debates anteriores. Bachmann muy bien; si le dan tiempo es buena debatiendo.
Santorum me paso muy desapercibido. Ron Paul a su rollo, como siempre, y de momento la va bien.
En general, yo veo a Romney tambaleandose un poco. No descarto que Gingrich y Paul, incluso puede que Perry (esto ultimo mas remotamente) puedan superarle en Iowa. La cosa no esta nada clara.
Rockford.
Coincido con Juan en que Gingrich es muy superior a Romney en un debate y eso se esta notando.
Rockford.
Lo que le cuesta a Romney es competir como underdog. Se siente más cómodo siendo el rival a batir.
Gingrich demostró maestria en los debates cuando era underdog, y ayer confirmó que también sabe soportar el fuego siendo el rival a batir. Es cuestión de registros. Gingrich tiene más registros.
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