En esta fase de la campaña los candidatos republicanos sólo pisan California para recaudar dólares. No es el caso de Mitt Romney. Su visita de hoy al estado dorado, ya no tan dorado con el segundo mayor índice de paro de toda la Unión, no ha tenido propósitos recaudatorios sino que se enmarca en su operación de relaciones públicas para elevar su imagen a la del nominado republicano de facto.
Ha estado en un centro comercial de North Hollywood, en Los Angeles, donde ha ofrecido una conferencia de prensa centrada casi en exclusiva en la economía y el empleo. Y los demócratas empiezan a tratarlo también como si fuese el nominado porque inmediatamente después de su paso han mandado a un concejal y al jefe del comité demócrata del condado de Los Angeles a dar su propia rueda de prensa criticándolo.
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