martes, 23 de agosto de 2011

Obama en el 38% en Gallup

Nuevo mínimo.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto se hunde... para Obama.

Rockford.

Antxon G. dijo...

La clave está en cómo termina este año y empieza el 2012. Si ahí sigue mal le espera un camino muy cuesta arriba porque en la recta final de la campaña la tendencia natural es siempre a que se vuelva más dura, entonces es importante cómo se llega a ese momento en que inevitablemente la cosa empieza a ser más exigente.

Anónimo dijo...

Aparte de otras cosas, supongo que Obama tendrá esperanzas de que la situación en Libia mejore y que poco a poco el petroleo vaya bajando y, correlativamente, el precio de la gasolina. Eso le ayudaría un poco. De todas formas creo que vas a tener razon y si en diciembre 11-enero 12 esta en popularidad mas o menos como ahora (39-40-41) lo va a pasar muy mal.

Rockford.

Antxon G. dijo...

La campaña de un Presidente en ejercicio empieza de forma más oficial después del discurso sobre el estado de la Unión del año electoral (hacia febrero de 2012). Cómo está en ese momento y la recepción del público a ese discurso (buena o escéptica) puede ser un buen indicador.

Si por esas fechas su aprobación está en negativo (esto es, más votantes que lo desaprueban que los que lo aprueban) será señal de una elección complicada. Eso no quiere decir necesariamente que vaya a perder, pero sí que va a tener que vivir con el riesgo de perder seguramente hasta el final y eso es lo que normalmente mata a los Presidentes en ejercicio, que eso los obliga a hacer campaña a la defensiva y ser vistos como perdedores en un país que ama a los ganadores que hacen campaña hacia delante.

Yo sólo he visto a Bush (en 2004) aguantar en condiciones desfavorables y ganar invalidando al rival (swift boat veterans). Clinton ganó la reelección hablando del Siglo XXI, sin entrar en peleas, siempre por encima del bien y del mal. Reagan en un ambiente de optimismo generalizado. Y los dos con olimpiadas en LA y Atlanta. Grandes años.

Me hubiera gustado ver a Nixon contra un Muskie en el 72 en una elección más cerrada que contra McGovern que fue un auténtico regalo que le hicieron los demócratas.