lunes, 5 de septiembre de 2011

Obama, obligado a recomponer relaciones con los sindicatos



The Associated Press:
Durante los primeros días del gobierno del presidente Barack Obama, el movimiento obrero del país tenía grandes esperanzas de emprender programas que le permitirían recuperar afiliados y fortalecer los sindicatos.

Ahora éstos se encuentran ante esta realidad: los de empleados públicos enfrentan una batalla por su supervivencia en Wisconsin, Ohio y otros estados donde los legisladores republicanos han limitado los derechos de negociar contratos colectivos.

Muchos líderes sindicales, además, se quejan que el presidente que ayudaron a elegir no se ha enfocado lo suficiente en crear empleos o emprender otros planes para ayudar a sus miembros a regresar al trabajo.

"Obama hizo una gran campaña, pero su gobierno ha sido pequeño", dijo Larry Hanley, presidente del Sindicato Unido de Tránsito.

La clase obrera aún apoya firmemente a los demócratas, y los dirigentes sindicales estarán al lado de Obama en Detroit el lunes, Día del Trabajo en Estados Unidos, cuando el presidente dará un discurso ante miles de trabajadores sindicalizados durante el desfile anual de la ciudad.

Los sindicatos, sin embargo, también han empezado a transferir sus recursos de las campañas electorales demócratas para el Congreso hacia los estados, en un intenso esfuerzo por revertir o limitar medidas republicanas que podrían dejar a los sindicatos sin miembros.

Richard Trumka, presidente de la AFL-CIO —la mayor central obrera del país—, explicó que es parte de una nueva estrategia por parte del movimiento sindical para crear una voz que sea independiente del Partido Demócrata.

Las donaciones sindicales a candidatos federales a principios de este año habían disminuido en un 40% en comparación con el mismo periodo en 2009, según el Centro para la Política Responsable.

El mes pasado, una decena de sindicatos prometieron que boicotearán la Convención Nacional Demócrata —durante la cual se anuncia formalmente al candidato presidencial del partido— el año próximo en Charlotte, Carolina del Norte. Los sindicatos expresaron frustración por la economía y el hecho de que la convención tendrá lugar en un estado donde está prohibido obligar a los trabajadores a sindicalizarse.

"El péndulo ha oscilado fuertemente", dijo Ross Eisenbrey, vicepresidente del Instituto de Política Económica. "Durante el próximo año, creo que lo único que pueden esperar los sindicatos es evitar que pasen más cosas malas y que se apruebe el mejor programa de empleo posible".
Dana Milbank escribía hace unos días en el Washington Post:
El sindicalista Richard Trumka no es de los que se andan con chiquitas.

Rechazó un plato de huevos con bacon al presidir un desayuno con un grupo de periodistas la pasada semana porque, explicaba el secretario de la federación de sindicatos industriales AFL-CIO, le preocupaba escupir un paluego si no le gustaba la pregunta. Las medallas sobre su corbata de Brooks Brothers sugieren que era una posibilidad muy poco teórica.

De forma que tal vez no sea una sorpresa que Trumka haya perdido la paciencia con el Gran Tragón de nuestra vida pública, el Presidente Obama. El presidente, denunciaba, viene dando "pequeños mordiscos... que no van a suponer ninguna diferencia y no van a resolver el problema" de la economía. Obama, protestaba airadamente, decidió "trabajar con el movimiento de protesta fiscal tea party ofreciendo recortes a los programas de la clase media como la seguridad social". Y, según Trumka, Obama ha limitado sus propuestas a "las cosillas que cree que los demás van a aceptar inmediatamente".

Sin intervenciones más audaces en la economía, decía Trumka a los reunidos en el acto organizado por el Christian Science Monitor, "me parece que ya no
llega a líder; es alguien que sigue a los demás".


Son duras críticas del secretario Demócrata de un aliado natural -- respaldadas por los planes sindicales de crear su propio "súper-Comité de Acción Política" en lugar de mandar dinero a los Demócratas. Las críticas están justificadas, según indicaba el antiguo minero, porque Obama va camino de una presidencia fracasada si no cambia de rumbo al dar a conocer su nuevo programa de empleo el mes que viene.

"Le digo: 'No te fijes en lo posible -- fíjate en lo necesario'", decía Trumka recordando un reciente encuentro en la Casa Blanca durante el que animó al presidente a ofrecer algo más que programas modestos que los Republicanos apoyen. "Si sólo propones lo que te parece que van a aceptar, ellos llevan la agenda", decía Trumka. "Le animé a proponer lo necesario para solucionar el problema... y si no lo hace y se queda en los flecos, me parece que la historia le juzgará y me parece que la clase trabajadora le juzgará".

Como cuestión práctica, la clase de intervenciones del gusto de los sindicatos -- 4 billones de dólares en infraestructuras, un programa de empleo del estilo del WPA de Roosevelt y cosas así -- no se van a producir. Como cuestión económica, podrían no ser formas eficaces ni deseables de corregir la tesitura económica.

(...) Ahora Obama promete un nuevo plan de empleo -- a su regreso de la playa. El secretario de la Federación sindical AFL-CIO, por su parte, teme que se trate de la vieja mezcla de siempre de privilegios fiscales, infraestructuras y reforma de patentes. "Eso no va a servir", dijo.

Esa es la razón de que el responsable sindical, durante sus encuentros privados con Obama y en sus reuniones con la prensa, haya animado a Obama a ir a por más de lo que cree posible. "Hace falta liderazgo con agallas para decir: 'esto es lo que voy a defender, esto es lo que ellos van a defender'", decía Trumka. "Hay que darles las razones de que vaya a funcionar" en lugar de "más del mismo 'vamos tirando'".

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