(...) Obama podría estar preparando maravillas legislativas inesperadas en Martha's Vineyard, pero no puede cambiar el hecho de que hizo una mala apuesta. En 2009 dio por sentado que una economía asombrosa se iba a recuperar de forma cíclica normal, justo a tiempo para su reelección. De forma que consumió su capital político en la cuestión prácticamente irrelevante de la reforma sanitaria. Ahora quiere ser el candidato de los puestos de trabajo, principalmente a través de la repetición de las palabras "puestos de trabajo". (...)Se equivocó de prioridades. Hizo una serie de apuestas por la igualdad, por atender deudas que en su forma de entender la realidad seguían pendientes, entre ellas la reforma sanitaria, en lugar de responder a las ansiedades más inmediatas de la clase media, y ahora se ve obligado a luchar por la reelección con una campaña negativa y a la defensiva en lugar de una que reivindique méritos y logros.
El último Presidente en ejercicio que ganó las elecciones con una estrategia defensiva fue Harry Truman en 1948. Aunque la de George W. Bush en 2004 también fue defensiva en muchas fases.
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