viernes, 29 de junio de 2012

Por qué Romney escogerá a Bobby Jindal



Se acerca la hora de conocer quién acompañará a Mitt Romney en la carrera presidencial. La liebre puede saltar en cualquier momento en las próximas seis semanas. John Kerry presentó a John Edwards un 6 de julio. John McCain presentó a Sarah Palin un 29 de agosto. Lo más probable es que Romney no se adelante tanto como Kerry ni espere tanto como McCain.

¿A quién va a elegir?

Si vais a apostar, supongo que lo más prudente es hacerlo por el Senador Rob Portman, de Ohio. Si nos fijamos en los factores que históricamente han tenido más peso en la decisión, Portman ofrece la mejor combinación de dos de ellos, experiencia (Gabinete, Cámara, Senado) y mapa electoral (los 18 votos electorales de Ohio). Por si fuera poco, no es de cualquier parte de Ohio; es de Cincinnati, el corazón del antiguo establishment republicano que ha dado cinco Presidentes: William Henry Harrison, Ulysses Grant, Rutherford Hayes, Benjamin Harrison y William Howard Taft.

Otra apuesta sin riesgo es Tim Pawlenty. Al fin y al cabo es de Minnesota y ese estado en los últimos años se ha especializado en dar Vicepresidentes a la nación (Humphrey, Mondale). Suena más que nadie en las últimas dos semanas, está omnipresente en la campaña de Romney, y dicen que tiene química con el candidato. El año pasado montó su propia campaña presidencial y supo reunir un buen equipo y convencer a algunos recaudadores de peso, como el banquero William Strong, de Chicago. No cometió errores graves y se mostró disciplinado. Pero no podemos olvidar que tuvo dificultades para conectar con los votantes y fue derrotado por una candidata menor, Michele Bachmann, en los preliminares del Caucus de Iowa.

El gran golpe de efecto sería Marco Rubio. Si Boston cree que ha alcanzado su techo en voto blanco y que lo que necesita es un pequeño avance en el voto hispano al tiempo que asegurar la motivación de las bases, el Senador de Florida parece el hombre que buscan. No sería una sorpresa si contamos las veces que Romney ha citado a Rubio en campaña, más que a ningún otro de los potenciales Vicepresidentes. Sí chocaría, sin embargo, con la extrema cautela y el miedo al riesgo que caracteriza a todas las decisiones de Romney.

De John Thune se está hablando poco. Yo no tengo duda de que está siendo considerado porque no olvido que el posible rival que más miedo causaba entre los asesores de Romney a comienzos de 2011 no era Mitch Daniels, sino John Thune. Lo veían como el paquete completo (discurso pragmático, base evangélica, reconocimiento en Iowa, fotogenia, dinero). Todavía creen en Boston que su decisión de no presentarse fue la más importante del año pre-electoral.

Cuando George Bush eligió al joven y rubio Dan Quayle en 1988, su asesor de medios e imagen, Roger Ailes, creía que su sex appeal provocaría que las mujeres de mediana edad se rasgaran sus vestidos. Pues para seducir a esas mujeres blancas cuarentonas, que pueden tener la llave de la Casa Blanca visto el mal rendimiento de Obama con los hombres blancos, nadie mejor que Thune. Aunque ahondando más en los factores triviales, Thune es demasiado alto y al nominado no suele gustarle que le hagan sombra. Ahora hablando en serio, Thune permite explorar la ruta del Medio Oeste y no altera el discurso.

Pensarán en Paul Ryan si quieren enfocar la campaña en la crisis de la deuda y la política fiscal. En el Senador Jon Kyl, de Arizona, si temen que la política exterior dé algún susto de aquí a noviembre. Si creen que Virginia tiene las llaves del reino y no las encuentran, pueden pedir ayuda a Bob McDonnell. Y si lo que buscan es imprimirle a la campaña un carácter más combativo, nadie mejor que Chris Christie.

Razones hay para poder apostar por cualquiera de ellos, pero yo apuesto por Bobby Jindal. Para empezar, su hoja de servicios impresiona. Licenciado en Oxford (en política sanitaria, ¿os suena?), ministro de sanidad de Louisiana a los 25 años, 7 años de experiencia en Washington DC en cargos ejecutivos (Departamento de Sanidad) y electos (Cámara de Representantes), Gobernador a los 36 años, reelegido el año pasado para un segundo mandato con el 66% de los votos (el segundo republicano en cien años en Louisiana). Y todo eso con solo 41 años.

Es un adelantado a la nueva generación de Gobernadores republicanos entre los que destacan hoy Chris Christie y Scott Walker. Antes de que estos llamaran nuestra atención, Jindal ya llevaba la voz cantante en los esfuerzos reformistas a nivel estatal en educación, sindicatos y asistencia sanitaria. Tiene el respeto de las élites intelectuales y también el apoyo de los grupos que movilizan a los votantes conservadores en las batallas sociales y fiscales. La Asociación Nacional del Rifle (NRA) dice que ningún otro Gobernador ha hecho más por proteger la Segunda Enmienda (ver el Disaster Recovery Personal Protection Act) . El National Right to Life Committee le otorga una valoración del 100%. Y ha firmado el recorte más grande del impuesto sobre la renta en la historia de Louisiana.

Aunque su selección no sirva para atar ningún estado competitivo de forma directa, ofrece ventajas globales que pueden concretarse en votos electorales. Serviría para combatir la idea extendida de que el GOP es esencialmente un partido de hombres blancos y de cierta edad, y para descargar la conciencia de los que se sientan culpables por votar en contra de un Presidente mulato. Aunque los asiático-americanos son solo el 3% del electorado, Jindal, hijo de inmigrantes indios que llegaron a Estados Unidos seis meses antes de su nacimiento, puede ser un portavoz sensible y autorizado en el debate migratorio. Y apostar por un ticket formado por dos Gobernadores (el primero en 64 años) puede contribuir a programar una campaña orientada hacia los resultados y la gestión, más que a la ideología, y ayudar así con los votantes pragmáticos que decidirán la elección.

Finalmente, está la recaudación de fondos. Es sabido que Team Romney quiere utilizar el anuncio de la incorporación del VP al ticket para dar un nuevo impulso a las donaciones. Con Jindal, ese impulso lo tiene asegurado. Las elecciones estatales en Louisiana no solían ser de más de 5 millones de dólares recaudados por cada candidato, hasta que Jindal en su campaña de 2007 fue capaz de recaudar 14 millones, doblando la recaudación de su rival demócrata. En 2011 reunió otros 15 millones para la reelección, de los cuales un 30% llegó de otros estados, una prueba de que tiene un gran seguimiento entre los republicanos de fuera de Louisiana. Además, se aseguró medio millón de dólares en contribuciones de la industria del gas y el petróleo, muy cercana siempre a los gobernadores de los estados del Golfo de México.

El entusiasmo que generaría en las bases ya sería un estímulo para los donantes en general, pero en concreto multiplicaría las pequeñas donaciones en los estados del Sur, un importante añadido a la operación recaudatoria de Romney, e involucraría más a una de las industrias nacionales más generosas en contribuciones -porque las grandes donaciones políticas no son más que un intento por asegurarse influencia, y tener ya la certeza de que alguien con un amplio conocimiento de tus intereses ocupará una posición de máxima influencia sobre el (posible futuro) Presidente, facilita las cosas.

Rubio también ofrece casi todo esto pero su selección parecería más oportunista. Creo que Romney se decidirá por Bobby Jindal, y la decisión de ayer del Tribunal Supremo ratifica mi intuición porque entre los candidatos no hay mayor experto que Jindal en la defensa de una política sanitaria conservadora.

6 comentarios:

Pedrito de Andía dijo...

Me ha gustado mucho tu argumentación, Antxon. Me parece muy sólida y creíble.
Introduciendo el factor religioso en el análisis, tanto Jindal como Rubio son devotos católicos (en el caso de Jindal, de la rama tradicionalista), pero tendrían muchos apoyos evangélicos por sus posiciones firmes en asuntos sociales. Ello compensaría el "miedo al mormón" que todavía genera Romney en ciertos ambientes evangélicos, sobre todo en el Sur.
Ojalá aciertes. Rubio o Jindal serían ambos grandes candidatos, entusiasmarían a las bases y se comerían con patatas a Biden.

Anónimo dijo...

¿Rubio y Jindal se comerian con patatas a Biden que no fue comido por Palin?

1. Das demasiada importancia al VP.
2. Subestimas a Biden. Que es católico, un buen comunicador, experimentado, con cierto carisma, sangre fría y un tipo confiable para todo el espectro demócrata. No necesita recaudar porque Obama siempre va a recaudar y ademas no se moja nunca porque tiene el guion bien metido, por donde no sé.

Francisco

Pedrito de Andía dijo...

Hombre, Obama siempre va a recaudar, cierto, pero de momento Romney está recaudando mucho más. Tiene un serio problema en ese sentido. Y de hecho sus últimas peticiones de fondos suenan desesperadas. No creo que Obama pueda subestimar ese aspecto...
Biden no es católico: es bautizado católico. Lo que en USA llaman "non-Catholic Catholic". No respeta la doctrina social, moral ni sacramental de la Iglesia. Yo lo considero hermano como a todo hombre, pero no considero que viviamos la misma religión. Y, además, es imposible que Biden arrastre ningún voto por católico: los únicos católicos que votan como tales son los que se toman en serio la doctrina de la Iglesia, y esos jamás votarán a un Biden. El resto no vota como católico.
Respecto a su brillantez, supongo que es algo relativo. Yo creo que Bobby Jindal es, posiblemente, el político más brillante de USA en estos momentos (obviamente no conozco tanto como Antxon y es probable que se me escape algún gobernador eficaz o algún senador imparable). Y a Rubio también lo veo muy superior a Biden en oratoria, claridad de planteamientos y tirón popular. Pero, como digo, es sólo mi opinión.

Anónimo dijo...

Creo que hay 300 personas en USA con mas tirón popular que Biden. Pero ni Jindal, ni nadie le va a sumar ni un voto a Romney, todos votan al presidente, pero si pueden restar. Aunque ya me van a tirar como los VP aportan votos, lo que digo es que comparar al candidato a VP del GOP para ver si es mejor que Biden no tiene ninguna importancia para ganarle votos a Obama. Además de anacronico, porque Biden fue elegido hace 4 años y no es la costumbre cambiarlos se ve. Mientras que se puede analizar si fue una eleccion correcta hace cuatro años, pues si, Obama gano muy bien, cómodo y aunque quizá había otro mejor en ese momento hoy no importa, todas sus cualidades ya se hubiesen perdido en 4 años sentado sin hacer nada como el VP.
Creo que los VP en funciones en las elecciones a reelección son lo menos importante, sobretodo para Obama, pues siempre todo corrió por su cuenta y ademas el centro de la campaña es su gestión.

Por eso los republicanos no deben esperar superar a Biden que es una estatua con sonrisa de marmol a esta altura. Su oratoria no sirve porque Biden no va a sumar nada, su brillantez tampoco. No va a recaudar, ni ningun VP de Obama sirve para recaudar. Biden no existe. Por esa misma causa es insuperable.

Francisco

Antxon G. dijo...

Los debates entre los candidatos a Vicepresidente son irrelevantes. En eso Francisco tiene razón. La elección hace cuatro años no fue un Biden vs. Palin, no creo que ninguno de nosotros tengamos el recuerdo de que hubiera un duelo digno de mención entre ellos dos. Como tampoco lo habrá entre Biden y el vicepresidenciable republicano.

La relación Biden-vicepresidenciable republicano es irrelevante. Lo que es relevante es la relaicón Biden
-Obama y la relación Romney-vicepresidenciable republicano.

Antxon G. dijo...

Dos de los mejores candidatos a Vicepresidente que ha habido, tanto por perfil como por su buen trabajo en la campaña, Ed Muskie (1968) y Lloyd Bentsen (1988), perdieron cotnra dos de lso candidatos a Vicepresidente más dudosos que ha habido, Agnew y Quayle. Y la culpa no fue de ellos.