Gracias a Clint Eastwood, reírse de Obama es ya una práctica socialmente aceptable que puede hacerse en público y no solo en reuniones clandestinas por miedo a ser denunciado por los medios y arrestado por la policía. Rompiendo con el tono light de la convención, el ganador de cuatro Oscars hizo su real gana.
Imperdible.
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