Convención demócrata, 1980: el Senador Ted Kennedy fue invitado a dar el keynote address después de aceptar su derrota frente al Presidente Carter.
Fue una mezcla entre discurso de concesión y discurso de lanzamiento de una nueva candidatura para el 84 (que nunca llegaría). Se lo escribió un treintañero Bob Shrum, que tenía un talento especial para tocar la fibra sensible de las nuevas generaciones de demócratas -no en vano, había sido el redactor de discursos de McGovern en el 72.
Kennedy reconoció la victoria de Carter, criticó a Reagan, habló de reencontrar la fe en el partido, pero el discurso quedó en el recuerdo por su palpitante final, cuando recitó las palabras del poeta inglés Lord Tennyson: "Formo parte de todo lo que he conocido. A pesar de que mucho se ha perdido, mucho queda. Lo que somos, somos. Un espíritu formado por corazones heroicos, indomables en su voluntad de esforzarse, de buscar, de encontrar, y de no rendirse." Y concluyó con su distintivo, "los sueños no deberían morir nunca."
Aunque para Carter este discurso fue más un escollo que una ayuda por la rivalidad que había existido con Kennedy en las primarias, esto es precisamente lo que debe hacer un keynote speaker: INSPIRAR. Será interesante observar la "competición" entre Christie y Rubio la semana que viene por ver quién inspira más.
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