miércoles, 11 de enero de 2012

Mitt Romney empieza a decidir las primarias

Mitt Romney

La de ayer fue una victoria incontestable de Romney. Arrasó entre los republicanos registrados y empató con Paul entre los independientes registrados. Fue el candidato más votado entre los moderados, los conservadores, y los muy conservadores. Ganó entre los votantes con formación universitaria pero también entre los que no pasaron por la universidad. Fue el candidato favorito de conservadores fiscales, conservadores sociales, y tea partiers. Superó el margen de victoria de McCain en los condados de Sullivan, Belknap, y Carroll, y expandió su base en los dos condados más poblados, en Hillsborough (18 puntos sobre el segundo) y Rockingham (27 puntos sobre el segundo).

Con esos números, pero sobre todo con la demostración de haber sido competitivo en dos estados de perfiles opuestos como Iowa y New Hampshire, Romney destierra la etiqueta de "front-runner débil". Aterriza en Carolina del Sur (21 de enero) y Florida (31 de enero) como un candidato consolidado que, aunque puede sufrir algún revés, lo tiene todo para terminar imponiéndose en la larga distancia. Lo peligroso para él hubiera sido que en Carolina del Sur la carrera empezara otra vez de cero. Con su demostración de ayer, Carolina del Sur no será lo primero que importe porque NH también habrá importado. Aunque no gane dentro de diez días, seguirá siendo el rival a batir.

La peor noticia para Gingrich, a priori su rival más duro en el Sur, es que los resultados de ayer reflejan que, a diferencia de Romney y Paul, no es competitivo en todas las regiones de la Unión. Ningún candidato lo hizo tan mal contando con el respaldo del influyente Union Leader - Pete du Pont, del que hasta hace poco nos reíamos por no haber sacado provecho al apoyo del UL en 1988, sacó un punto más que Gingrich (10,7%).

Eso puede generar dudas a la hora de hacer una interpretación de posibles futuras victorias en estados extraordinariamente conservadores. Romney podría intentar escribir la línea argumental después de una derrota por escaso margen en Carolina del Sur, señalando que se debe más a cuestiones de atractivo regional que a un verdadero momentum nacional de Gingrich.

Rick Santorum tampoco sale bien de New Hampshire. Lo ha hecho peor que Huckabee en 2008. Huckabee era un evangélico del Sur; Santorum es un católico del cinturón oxidado. Tenía perfil para montar una coalición de trabajadores industriales y católicos conservadores, la misma que dio la victoria a Pat Buchanan hace 16 años. Sin embargo, sus resultados en los condados de la sección sur del estado, zona de blue collar workers, han sido decepcionantes.

También surgirán dudas sobre la viabilidad de Jon Huntsman. Se coló en el top-3, pero no está claro hasta qué punto la tercera plaza es aceptable para un candidato que renunció a Iowa y concentró todas sus energías en New Hampshire. Las comparaciones con Michele Bachmann pueden estar servidas. Bachmann dependía exclusivamente de Iowa como Huntsman de New Hampshire. Sin una victoria o un buen segundo puesto allí, se hacía difícil imaginar una ruta realista para alcanzar la nominación. Las presiones del establishment para que abandone, y permitir así que el voto pragmático se una detrás de Romney, pueden haber empezado ya.

Dicho todo esto, y repitiendo que será difícil derrotar a Romney en la larga distancia, en Carolina del Sur todavía hay partido.

El Super PAC de Gingrich ha recibido 5 millones de dólares del magnate de los casinos Sheldon Adelson, y los destinará a una brutal campaña para dejar tocado a Romney, convirtiendo sus puntos fuertes en debilidades. Santorum ha recaudado 3 millones en la última semana y planea gastar 1 millón y medio en anuncios, su mayor inversión hasta ahora. Jon Huntsman, que podría robar votos suficientes a Romney para privarle de la victoria si las diferencias en cabeza son mínimas, cuenta con el asesoramiento del consultor Richard Quinn, uno de los mejores del estado, que seguramente le hará competir por el voto de las ciudades de la costa, que también son el gran objetivo de Romney. Y Ron Paul probablemente volverá a superar las expectativas porque la de Carolina del Sur es una primaria abierta a los no republicanos.

Y qué puedo decir de Rick Perry. Su resultado en New Hampshire fue catastrófico. Todo un Gobernador de Texas no puede sacar sólo mil votos. Pero fue más inteligente que Gingrich y Santorum, y dejó claro que renunciaba a competir allí. Al menos tiene una excusa. Ahora le tocará convencer a los votantes de Carolina del Sur que su campaña empieza el 21 de enero, como si fuera un candidato que acaba de incorporarse a la carrera. Las probabilidades de éxito hoy son entre escasas y nulas. Lo suyo empieza a recordar demasiado a lo de otro Gobernador de Texas, John Connally, en el 80. Aunque puede ser un factor de peso en el desarrollo general de la campaña si contribuye a mantener dividido el voto anti-Romney como en Iowa.

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